lunes, 6 de diciembre de 2010


El pasado 29 de agosto el Comando K-mote se encontraba haciendo fila en la entrada del museo del alfeñique para poder pasar a dormir en esas bellas instalaciones!!

El teatro invade la ciudad

El Comando K-mote nació a raíz de un encuentro organizado por la Secretaría de Cultura del estado de Puebla en marzo de 2010 entre actores poblanos y Arnaud Charpentier, director francés que reside en México desde el 2003. Arnaud Charpentier se especializa desde hace 5 años en el teatro de calle, en lo que llama teatro de intervención urbana. Ha trabajado en México DF y  todo el país, colaborando con la Biznaga Teatro AC ,montó proyectos con la Secretaría de Cultura del DF, la embajada de Francia en México y fue director invitado del evento nacional la Noche de las Estrellas 2009.
Ahora, junto con un grupo de actores poblanos, intenta desarrollar una propuesta de teatro callejero profesional en la ciudad de Puebla. La elaboración de un comando teatral, capaz de intervenir la ciudad, en cualquier ocasión, por deseo propio o bajo pedido de instituciones, para eventos, manifestaciones, festivales etc.
Por naturaleza, el comando podrá intervenir en todas partes, calles, plazas, transportes, escuelas, universidades, ofreciendo una intervención escénica de manera sorpresiva a los paseantes, que al encontrarse con el comando K, se transformarán en espectadores cómplices.  

SOBRE LA INTERVENCIÓN URBANA

Desviaciones escénicas y Asaltos teatrales
“Practico el teatro urbano desde hace 5 años. Para mí, significa colarse en la realidad, o en una realidad precisa, meterse en todos los lugares que la ciudad nos ofrece, para inyectar un acto teatral en lo cotidiano, y así transformarlo, dar una nueva mirada sobre nuestro entorno, nuestra ciudad, sus edificios, calles, plazas, transportes etc.…
Me pareció necesario ir en búsqueda de un teatro para la calle, no un teatro puesto en la calle sino un acto pensado exclusivamente para ser realizado en el entorno urbano, esta búsqueda debía ser acompañada de una reflexión profunda sobre la relación con el público.
 ¿Con qué teatro sueño? Con un teatro que se dirige tanto a la gente culta como a los públicos vírgenes de toda experiencia teatral, a los jóvenes, los ancianos, a las clases desfavorecidas. Un teatro que se inserte en nuestras vidas, que “agite” el pensamiento, que ponga en duda las certidumbres, un teatro que irrite, desestabilice, sorprenda.  Esto mismo que el teatro de sala, olvida la mayoría de las veces. El teatro de calle es una forma que se escribe en el presente, en una sociedad y un contexto particular, es un teatro que responde a lo cotidiano, a la actualidad, y que abre la posibilidad de un diálogo. En pocas palabras, un teatro que asuma su papel ciudadano y social. 
Cuidado, hablamos aquí de algo muy lejano a la animación de calle. El teatro de calle al que nos referimos es, en sí, un acto político, un acto subversivo. Y es, sobre todo, una propuesta estética.
Ya no cedemos la plaza pública a los payasos, y exigimos no confundir evento artístico con animación temática. Pongo en duda también esta idea de teatro para las masas, tan querida por los políticos de la cultura. Porque no se trata de una carrera por abarcar demagógicamente al mayor número de individuos, cueste lo que cueste. No, el verdadero reto está en otra parte: dentro de la multitud, el teatro callejero puede dirigirse a unos cuantos. Consideramos que lo importante está más en la calidad de relación con el espectador. Una sola persona, quizá, tocada en medio de la muchedumbre, es lo que llamamos teatro de proximidad. Un diálogo íntimo entre el actor y el paseante vuelto espectador.  
El teatro de calle no es un género menor, un género « popular » (en eso que la palabra “popular” puede contener de peyorativo, todo depende de la boca que lo pronuncia). A lo largo de estos años, se ha vuelto para mí la única forma de teatro que me ayuda a creer en el teatro…
Dicho sea de paso, nuestro teatro occidental nació, hace siglos, en la plaza pública. Pienso en el Carnaval en las grandes fiestas religiosas y paganas. Podemos reencontrar el fervor de esas grandes concentraciones humanas, y el teatro puede retomar su papel, si se desea. Es responsabilidad de nosotros, gente de teatro, combatir para recordar la utilidad de nuestro arte al servicio de una sociedad carente de cultura.”

Arnaud Charpentier

REPERTORIO DEL COMANDO K

INTERVENCIONES SORPRESIVAS
“La provocación es una forma de poner la realidad sobre sus pies.” Bertold Brecht
La idea es colarse en el entorno de la ciudad, cambiar el ritmo de un lugar a una hora precisa. Hacer que la vida corra más lento, la gente acepte olvidar unos segundos, tal vez unos minutos sus preocupaciones para dejarse llevar por otras percepciones y otros pensamientos. Hacer propia la historia de otros, hacerse de algo que viene de otra parte, un poema, una historia de amor y dejarse conmover por una imagen, una presencia, una emoción, una mirada nueva hacia la belleza.
Al límite de formas como el happening, el Teatro Invisible, lo que llamo Intervención urbana tiene varias constantes: un objetivo actoral preciso, un guión bien definido pero que deja amplias posibilidades de improvisación en el momento. Un juego entre lo real y lo ficticio que luego deja aparecer la convención teatral: el público decide (o no) por su propia voluntad entrarle al juego del teatro. Es decir que primero convertimos al paseante en un espectador activo, y luego lo hacemos partícipe y motor del evento. 
La intervención teatral puede tomar varias formas, pero guarda siempre su carácter sorpresivo. Puede tocar un gran número de personas, y también dirigirse a unos cuantos individuos en medio de la multitud, buscando en este caso la fuerza de un contacto directo e íntimo con el paseante-espectador-cómplice. 
El Comando K-mote ha intervenido las calles de Puebla trabajando sobre la observación, el rumor, la espera, el sueño. Los actores del comando han salido a la ciudad para dormirse en los lugares más inadecuados, formarse de las maneras más absurdas, fijarse en los detalles más ínfimos, y así intentar modificar las costumbres de los poblanos con su universo “conocido”.

EL MANUAL DE SUPERVIVENCIA
Una tienda de campaña plantada en medio de la plaza, como única escenografía de una intervención en dos partes: un mini espectáculo masivo de 20 minutos seguido de un acto íntimo entre un actor y un espectador, adentro de la tienda de campaña.
El comando K-mote se ha vuelto por esta ocasión una alegre banda de scouts, que viene a entrenar en un parque bajo las miradas de los paseantes. Todos los pretextos son buenos para provocar la risa con este grupo de incapaces que vienen a poner en práctica las lecciones básicas de supervivencia en un medio adverso. Al final del sketch, cada espectador podrá escoger uno de los seis entrañables personajes para entrar con éste en la tienda, dónde recibirá una confesión de un minuto. La intervención acabará cuando todos los espectadores formados hallan pasado por la tienda.

EN OBRA…
Intervenciones sorpresivas en balcones de edificios del centro histórico, en vitrinas de tiendas, así como en restaurantes.